28/1/10

Incomunicación en la Escuela de Comunicación.


Frente a los últimos acontecimientos suscitados en la Facultad de Filosofía y particularmente en la Escuela de Comunicación Social, hay mucha tela que cortar…


El hecho de que un grupo de estudiantes se tome la facultad, impidiendo el normal desarrollo de las actividades académicas no es cotidiano. Que un profesor de reconocida trayectoria haya sido suspendido y esté a la espera de que un tribunal determine si cometió una falta leve o una falta grave, tampoco lo es.


Entonces ¿Qué está sucediendo?


Maestros y alumnos nos sentimos incómodos por no poder ingresar a las aulas con normalidad y no faltó quien califique a los compañeros reclamantes de “vagos” y hasta de “vándalos”. Pero lo que se murmura entre los pasillos y nadie dice a viva voz es que las peticiones y criterios que mueven la protesta son el sentir común de los estudiantes. Sin generalizar, claro.


Un diálogo directo entre las partes implicadas, según mi perspectiva, hubiese sido la solución ideal. Pero es verdad que para que exista diálogo se necesita apertura. Algo que lamentablemente no encontramos en el Doctor Pesántez.


Claramente recuerdo la vez que un compañero se dirigió al Doctor, de manera muy respetuosa, para solicitarle que cambiara la metodología pues él consideraba que no era la apropiada. La respuesta fue tajante: “dejémonos de trivialidades y pasemos a discutir cuestiones más valiosas, más intelectuales”. Y en seguida continuó con la cátedra.


Afortunadamente en la Facultad existen docentes y autoridades a quienes en verdad les interesa la opinión de los estudiantes. Hacia allá debe dirigirse nuestra voz. No podemos caer en el irrespeto y en la violencia, pues estos elementos desvirtúan una protesta legítima.

Es paradójico que la Escuela de Comunicación Social no se pueda comunicar. Es imperiosa la necesidad de implementar políticas comunicativas incluyentes y frontales. Asuntos tan delicados como éste no pueden ser manejados entre un reducido grupo de personas. A todos los estudiantes, tanto los que estén a favor como los que estén en contra, nos corresponde expresar nuestro punto de vista.

Es importante que aprendamos a asumir una posición fiel a nuestras convicciones y anteponer el bienestar general ante el individual. La propuesta es calmar los ánimos y buscar una solución pacífica que nos beneficie a todos.

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