16/10/09

Tomar la sopa con la mano izquierda.


Tomar la sopa con la mano izquierda.


Quisiera que el día tenga 28 horas. Con solo 4 horas más, tal vez dejaría de tomar la sopa con la mano izquierda mientras hago scroll con la derecha o dejaría de soñar en que olvido mi nombre cuando voy a dar una prueba.


Me desperté a las 5, empecé a leer sociología porque mañana tenemos prueba hasta el capítulo 8 y aún no termino el 2. A las 7 cerré el libro y prendí la tele, si, otra vez el señor Ortiz le daba demasiados minutos a Correa mayor para que asesine y entierre a Correa menor.


Arreglé mi cuarto, me vestí, cogí mis libros y bajé a desayunar. Mi mami ya había desayunado y me sentí mal porque una de las cosas que más me desanima es comer sola.


A las 8 abro el cyber, limpio el piso, las computadoras y me dispongo a leer. Hoy tengo prueba de radio y de comunicación digital. Además estoy atrasada con mis trabajos de derecho y debo ponerme al día.


Me considero una persona reservada y mala conversadora. Pero creo que tengo cara de desocupada, de psicóloga frustrada o de chismosa, porque a todas las vecinas (de 50 años en adelante) les da por contarme su vida.


Entonces viene al cyber, aunque jamás haya usado una computadora, y me cuenta que por que el esposo es alcohólico no tiene una casa bonita como la de fulana, que el hijo perdió el año en veterinaria y se va a dedicar a chapa por que ganan $700,00, que yo estoy un poco flaca y que ya me va a convidar empanadas de verde, que otra vez se olvidó de comprar el gas y le tocó bañarse en agua fría, etc., etc., etc.


El problema es que desde que vi entrar a la vecina empecé a sufrir (aunque el doctor me prohibió sufrir por mi gastritis) por los valiosísimos minutos y horas que se me escaparían con esa charla. Finalmente, un poco cortés y `nada´ sugerente “estoy tan ocupada, hoy tengo dos pruebas” hace que la vecina se dé cuenta que soy una mocosa de 20 años, que no le conozco ni a su marido ni a su hijo ¡y que no tengo ninguna obligación para escucharle!


Ya son las 10am y empiezo a leer “cómo escribir para la web”, me parece tan interesante que olvidé llamar a los proveedores y comer una fruta, porque el doctor dijo “el secreto está en mantener el estómago siempre lleno”.


A las 11:20 llegó al cyber mi abuelita. Ella vive en el oriente, pero viene a Cuenca una vez cada tres meses por su diabetes. Me vio tan concentrada que me dijo dos o tres palabras y se fue.


Son las 11:30 y debo leer el manual de radialistas. Inicio...continúo. Mis ojos ya están chinitos, la espalda me molesta porque no he cambiado de posición en las últimas tres horas y empiezo a sentir desesperación.


Y esa desesperación es un torbellino de preguntas y respuestas, tan irrelevantes como absurdas: ¿y si no acabo de leer? ¿Y si tengo cero en la prueba? ¿Cuánto afectará a mi promedio ese cero? ¿Conseguiré beca con un promedio bajo? ¿Si no es con beca, cómo estudiaré un posgrado?
Y aunque sé que es muy poco probable que por no leer hoy no estudie un posgrado, prefiero no correr el riesgo. Dejo de arrancarme cabellos y sigo con la lectura.


Ya son las 12: 45 y tengo clases a las 2. Aún no he almorzado, y lo que es peor, no he hablado con mi novio a quien justamente anoche le decía que no es verdad que lo dejo al último en mi lista de prioridades.


¿Tengo una lista de prioridades? Lo dudo. Si pudiera armar una, sin ningún tipo de coerción social, académica, económica u horaria –que por cierto yo misma me impongo- no le escucharía al Sr. Ortiz sino a Sabina, desayunaría con mi mami, que por más simple que parezca, me hace feliz. Dejaría el Código Procesal Penal y recordaría mi niñez en el oriente en voz de mi abuelita. Le rascaría el cuello a mi gato. Vería una película con mis ñañas. Apagaría las computadoras y con una pelota de fútbol y un pozuelo de uvas bajaría al parque con mi novio. Le escribiría un mensaje a mi papi. Tomaría la sopa con la mano derecha y nunca más soñaría dormida porque ya cumpliría mis sueños despierta.

3 comentarios:

  1. wuaooo...siempre me gusto como escribias...te felicito.!!...p.r.a.m.

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  2. Agenda ocupada... Así suele pasar. En esos caso, yo también dejo a mi novia en último lugar de mi lista de prioridades, jaja.

    Tu crónica está chévere, tiene buen ritmo.

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  3. Gracias por sus comentarios! me motivan para seguir escrbiendo.

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