2/10/09



Verónica.
“Prefiero que me conozcan a mí, antes que a mi historia”.



Era viernes; el lunes siguiente jugaríamos la final del nacional de baloncesto, practicábamos las últimas jugadas cuando sorpresivamente Verónica, nuestra pívot, se desplomó. Para el día de la final todos los esquemas se habían roto. Verónica tenía cáncer.

“La Vero nunca fue una persona común”, comenta su hermana. Desde pequeña siempre estuvo al frente. En la escuela discutía con las maestras utilizando argumentos que incluso ellas no comprendían, y en la casa, la tasa de café caliente y la almohada más suavecita le pertenecían. Su metro setenta y siete de estatura junto a su habilidad, impedían que en la cancha alguien más agarrara los rebotes o ganara pelotas altas. Tenía 12 años y ya era seleccionada del Ecuador además de haber conformado el cuadro de abanderados de la escuela.

Durante los últimos meses del primer año de colegio, Verónica siempre tenía “pereza” de correr, incluso habían días que no quería salir al recreo por no bajar las escaleras. Esta actitud, en lugar de preocuparnos, nos aturdía, estábamos acostumbradas a trepar montañas, entrenar tardes enteras, sin sentir ningún indicio de cansancio. Lo único que hicimos fue motivarle (incluso presionarle), para que no deje que “la pereza” se interponga en el ritmo frenético de su vida.


Cuando faltaban pocas fechas para concluir la temporada, y al notar que la “pereza” hizo que su rodilla se abultara como un globo que estaba a punto de estallar, Verónica decidió contar a sus padres que desde hace meses sentía un dolor intenso en el hueso. Ellos, que veían en su hija la prolongación de su vida, la síntesis de la perfección que siempre buscaron, sintieron un escalofrío que les congelaba las expectativas. Antes de escuchar ningún diagnóstico sabían que lo que se aproximaba era una avalancha de verdades ingratas.


Los exámenes no tomaron más de tres días, el diagnóstico estaba listo y el doctor -cuenta Verónica- “sin ningún reparo” le dijo: “lo que tienes es una tumoración de tipo osteosarcoma, es algo peligroso y hay que intervenir enseguida. Hoy no puedes ir al entrenamiento y probablemente después tampoco”. Seguramente dijo muchas cosas más, pero lo único que ella pudo entender y que en realidad le importaba fue eso.

Al momento de escuchar el frío diagnóstico del médico, Verónica no lloró. Las lágrimas nunca se sintieron cómodas en sus ojos. Con total serenidad y madurez ella empezó a consolar a su madre, y a preguntarse cuando podría volver a entrenar. También anotó el confuso nombre de su enfermedad en su mano, y camino a casa lo repetía con la ilusión de que tuviera la misma incidencia de un resfrío.

No fue complicado entender que lo que tenía era grave, bastó introducir el término en Internet para observar el desfile de imágenes nocivas que se burlaban de su destino. Al instante ella recordó a Vanesa, una chica del colegio que tenía la misma enfermedad y a quien ya habían amputado su pierna. En ese momento sintió que talvez si tenía lágrimas, y por primera vez entendió que éstas no eran la expresión de los cobardes sino la voz de los valientes para quienes las palabras quedan cortas.

Enseguida inició las sesiones de quimioterapia, mientras su padre emprendía una búsqueda desesperada de ayuda. Así logró contactar a médicos de todo el mundo. En Estados Unidos hubo respuestas favorables, pero el costo del tratamiento era simplemente inalcanzable. Por ciertas casualidades (a las que Verónica prefiere llamar milagro), la búsqueda se desvío hacia España en donde ocurría una situación muy particular. El hijo del alcalde de una ciudad importante acababa de salir de una enfermedad similar, y su padre había prometido a Dios que si eso ocurría el devolvería el milagro; es así que dispuso de su dinero para cubrir todos los gastos del tratamiento de Verónica. Ésta era una situación bastante inverosímil, pero cuando estás tan vulnerable “necesitas creer en alguien, no importa quien y lanzarte al mundo con ciega confianza en todo” comenta verónica.

Antes de viajar a España, Verónica habló con Vanesa, durante este tiempo se unieron fuertemente, “solamente quien vive tu situación puede entenderte” afirma. “Es triste ver que mientras a ti las puertas se te abren, a muchas personas se las cierran indiscriminadamente, Vanesa estaba grave, pero yo le prometí que vencería esta batalla en su nombre”. Acotó.

En España las cosas fueron diferentes, Verónica fue operada en un ambiente con trato humano digno, extrema seguridad y profesionalismo. 20 cm. de su fémur fueron removidos para colocar en su lugar el hueso de un donante. La operación fue un éxito. Pero tras la alegría vino la frustración y el sabor amargo de ver que el cáncer se cura, y sin embargo miles de personas mueren por su causa. Mientras Verónica estuvo en SOLCA vio muchas vidas desvanecerse, y ésta injusta realidad se vuelve aún más repudiable cuando se le atribuye a una mala distribución de recursos económicos. Entonces escuchar la trillada frase: “la vida no tiene precio” causaba enfado, la vida se puede pagar pero en Ecuador el sueldo no alcanza para ello. “Los médicos ecuatorianos (sin generalizar), están muy acostumbrados a tratar casos y no personas…” añade.

Al regresar a Ecuador las cosas no fueron fáciles, Verónica intentó retomar su vida donde la dejó pero resultó imposible, ella había cambiado mucho mientras todos seguíamos con nuestras vidas. Afortunadamente era muy capaz, rindió cuatro exámenes y aprobó segundo curso, porque mientras estaba en la clínica su pasatiempo era leer. Al año siguiente viajamos a Argentina para jugar un Latinoamericano, y Verónica viajó con el equipo, ahí comprendimos que lo que hacemos en la cancha no es más que una mínima expresión del verdadero significado de un equipo. Desde la banca, y con sus muletas, Verónica nos impulsaba a dar lo mejor de nosotras.

Verónica ganó una beca y actualmente estudia segundo año de medicina en la Universidad de Navarra (España), tiene como meta especializarse en oncología y regresar a Ecuador para aplicar con su gente lo que aprenderá. Afirma que su enfermedad influyó fuertemente en su cosmovisión, y en las relaciones que tiene con la gente, “cuando vives momentos difíciles te das cuenta quien es la gente que realmente te acompaña y quienes solo sonríen en las buenas…Aunque en realidad uno siempre sabe quienes son sus amigos, pero a veces duele que sean tan poquitos”. Comenta mientras dibuja una sonrisa inundada de tristeza.

Si a lo largo de esta narración me he centrado más en la protagonista, que en los hechos y acontecimientos, es talvez porque ‘la Vero’ siempre me decía: “prefiero que me conozcan a mí antes que a mi historia”.


El Cáncer es…El cáncer no es una enfermedad sino más bien muchas enfermedades. De hecho, hay 100 tipos diferentes de cáncer. Todos ellos empiezan en las células. Porque normalmente las células crecen y se dividen para producir nuevas células conforme el cuerpo lo necesita. Cuando las células envejecen, mueren y éstas son reemplazadas por células nuevas. Pero a veces este proceso ordenado de división de células se descontrola. Células nuevas se siguen formando cuando el cuerpo no las necesita, y estas células innecesarias pueden formar una masa de tejido. Esta masa es lo que comúnmente conocemos como tumor, aunque no todos los tumores son cancerosos. [1]
Consejos prácticos para prevenir el cáncer:

Dejar de fumar. El cigarrillo es la principal causa del cáncer pulmonar.
Mantenerse activo. La falta de actividad física y la obesidad están relacionadas con el cáncer.
Controlar la cantidad de alcohol que se consume.
Proteger la piel de la radiación solar.
Evitar los alimentos que contengan excesiva cantidad de productos químicos.
Es importante recordar que el cáncer es muy pocas veces hereditario.
[2]

[1] www. Healthcare.com
[2] www. Healthcare.com

3 comentarios:

  1. Es una exelente crónica, me gusta tu estilo de narrativa. Se mezcla lo lírico con lo informativo. Eso hace muy amena la lectura, pero no cae en el sentimentalismo barato. Muy buen escrito.

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  2. Interesante crónica muchacha,agradable su relato y el contenido del mismo,ya la había leído en papel impreso y siempre me llamó la atención los medios que utilizaste para conseguir la información, de pasito una excelente investigadora jeje.. Me alegra que te hayas animado a publicara en tu blog y así más gente la lea. Me gustó muchísimo, entre líneas percibo la covivencia que tuviste con tu amiga Vero, lo que te facilitó la narración.

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  3. Rafa, Prisi.. Muchas gracias! Sus comentarios me motivan para seguir adelante.

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